Marketing Político

 Marketing Político

El concepto del ‘Marketing Político’ parece cobrar cada día una dimensión de mayor peso tanto para el mundo de la política como para el mundo del Marketing. En el ámbito político cada vez se invierte más en contratar a prestigiosos ‘gurús’ del sector del marketing que ayuden a un determinado candidato a posicionarse como la mejor opción de cara a los votantes. El sector del marketing cada vez pone a disposición de la política herramientas más sofisticadas que les permitan lo mismo; lograr que el candidato para el que trabajan sea la opción elegida por la mayoría de los votantes.

El Marketing Político que comenzó a usarse como tal en Estados Unidos a mediados de los años 50, no es más que eso; un concepto relativamente nuevo que permite definir con nombre y apellido lo que ya venían haciendo importantes hombres de la política desde la época del Ágora. En el Marketing Político tenemos un ‘Producto’ llamado ‘Candidato’, al cual hay que posicionar en un breve periodo de tiempo (campaña electoral) en la mente del mayor número de posibles ‘consumidores’.

El objetivo de la campaña de Marketing Político es que los votantes compren la propuesta política que le ofrece dicha campaña y que la elija entre todas los demás.

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Las cosas han cambiado mucho en los últimos 30 años, los consumidores ya no son tontos, como se llegó a pensar en su día; Internet y la globalización han supuesto una revolución a favor de estos últimos, que pronto se dieron cuenta de que ahora podían acceder a un sin fin de información que les ofrecía otras versiones diferentes sobre una misma realidad. Además quieren ‘la verdad’. Y sobre todo quiere saber quién está verdaderamente detrás de ese bonito ‘empaque’.

Por muy potentes o sofisticadas que sean las herramientas utilizadas dentro de una campaña de Marketing Político, no existe sondeo de opinión, ni spot televisivo, ni campaña de imagen suficientemente potente como para hacer que el público deje de preguntarse algo fundamental: ¿Cómo sabré yo si ese candidato será un buen tipo?, ¿Cómo sabré si este señor es alguien que defiende entre sus valores la honestidad?, ¿Cómo sabré yo si este señor que promete defender mis intereses es lo suficientemente humilde como para rectificar en caso de que cometa errores?.

En definitiva no estamos pidiendo más que lo que ya nos enseñó hace años el señor Dale Carnegie en su best seller ‘Cómo ganar amigos e influir en los demás’. Carnegie decía: “Se pueden ganar más amigos en dos meses si se interesa uno de verdad por los demás, que los que se ganarían en dos años si se hace que los demás se interesen por uno”.

Felipe

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